BIOGRAFÍA Y ANÁLISIS DE VALLEJO POR LUIS SOLER.
Publicado por Luis Soler Guevara en el tomo III de la Historia del Flamenco, Ediciones Tartessos. Sevilla.
En el barrio de La Macarena un día 15
de Octubre de 1891, nació para el mundo de nuestro arte Manuel Jiménez Martínez
de Pinillo "Manuel Vallejo", uno de los grandes del cante flamenco. Sus padres,
sevillanos como él, fueron Manuel Jiménez Vallejo y Manuela Martínez de Pinillo
y Vara. Sus abuelos paternos Joaquín Jiménez y Dolores Vallejo, y los maternos
Francisco Martínez de Pinillo y Antonia Vara, según consta en la certificación
de partida de bautismo también eran sevillanos'.
Entre los primeros pasajes de su vida
artística, su biógrafo, Manuel Centeno Fernández recoge', que a los quince años
realizó su primer contrato profesional en el Kiosco de Pinto, en donde ya los
aficionaos de la época intuían el gran artista que Vallejo llevaba
dentro.
De ir y venir en los cafés cantantes
y salas de fiestas de la época: "Novedades", "Eden Concert, "Ideal Concert,
"Teatro Lara" y otros muchos, y alternado con grandes artistas: Fernando el de
Triana, Chacón, Manuel Torre, Cojo de Málaga, Escacena, Pastora, Bernardo el de
los Lobitos, La Malena y algunos otros, transcurrieron los siguientes veinte
años de su vida. Así hasta lograr en Madrid su primer gran premio, la Copa
Pavón. Ello ocurría un 24 de Agosto de 1925.
El 5 de Octubre de 1926 Manuel Vallejo con 35 años, recibía el que
con el tiempo sería el más alto galardón para un artista flamenco la "Llave de
Oro del Cante".
Durante los
años que fueron desde el 1923 hasta 1950, Manuel Vallejo registró toda su
producción sonora, más de 140 placas. Formó junto con Pastora, El Mochuelo y
Marchena, el cuarteto que más veces grabaron sus cantes en la discografía de
pizarra.
Pasado el ecuador de este siglo, Manuel Vallejo ofreció sus últimos
recitales. En algunos de ellos compartió cartel con Antonio Mairena, Fernanda y
Bernarda de Utrera, El Perrate, Paco Laberinto, La Paquera, Terremoto, Manuel
Morao y otros muchos que fueron o son grandes y geniales artistas de una época
florida de sones mágicos. Manuel Vallejo años después cerraba su prodigiosa garganta para
siempre. Su muerte en el Hospital de la Macarena le llegó con la entrada del mes
de Agosto de 1960. Una mañana salió de su domicilio de la calle Amparo, y al
igual que otras muchas, a tomar café al bar de Las Maravillas, al que ya no
regresaría nunca.
Su figura
en la historia del cante
El reconocimiento y testimonio
histórico sobre un artista jamás desmerecerá objetivamente a ningún otro. Mucho
y bien, aunque a veces no tan bien, se ha escrito sobre un cantaor que sin duda
ha sido un firme baluarte de nuestra cultura andaluza. En ocasiones el
tratamiento de algunos autores y aficionaos, para con este insigne cantaor deja
mucho que desear. No ha sido el conocimiento de su gran obra, y mucho menos la
rigurosidad sobre la misma la que han originado apreciaciones fecundas en el
juicio sobre nuestro artista, sino una cadena de opiniones interesadas que por
infundadas, son injustas desde su origen. De tal guisa se ha querido construir
no tanto una imagen falsa de Vallejo, como el pretender resituar en su figura la
imagen de un pasado no muy glorioso para el mundo del flamenco, y es ésta, una
consideración que no se ajusta a la realidad, ya que Vallejo ni fue el único, y
mucho menos el baluarte de conductas que atentaban contra nuestro
arte.
Este mensaje ofrecido con
pretensiones de construir una imagen falsa de este insigne cantaor, no ha
logrado confundir a una gran masa de aficionaos que sí escucharon a Vallejo y
que saben apreciar las excelsas virtudes de nuestro cantaor.
Ante esta
situación de dudas generadas en torno a la personalidad cantaora de Vallejo en
los distintos ambientes flamencos, la réplica del vallejismo militante, aunque
se hizo esperar por falta de efectivos, se fue con el tiempo reconstruyendo.
Convengamos en admitir que durante el curso de estos últimos quince años, han
hecho notar su presencia en la escena social y cultural. Estos, salvo
excepciones que admiramos y compartimos en gran medida, mostraron su
intolerancia e intransigencia, acudiendo incluso a posicionamientos carentes de
argumentos, cuando no a descalificaciones y simplismos.
Manuel Vallejo fue simplemente un
flamenco cabal, con las virtudes y defectos humanos de cualquier otra persona,
pero imbuido de una conciencia flamenca indiscutible. El gustar más o menos de
él es otra historia, pero como flamenco, dio los quilates exigibles. De esto
último han dado pruebas evidentes los más grandes artistas de su época. Aquél
que naciera con "jechuras" de bailaor, se reveló cantando, al igual que otros
muchos en los ambientes flamencos de la época. A partir de esos momentos que
podemos situar entre los años quince al veinte del presente siglo, se abre otra
gran página para nuestro arte. Una página escrita con oro del mejor quilate,
porque quilates en oro fue el peso de un hombre genial poseído de una gran
personalidad, y sobre todo de un sentido innato para la medida en el
cante.
Su arte lo
derramó por cientos de geografías diversas. En todas ellas dejó una muestra
inequívoca de su buen hacer y de su gran sentir, el cante, por el que sentía una
pasión inconmensurable. Si largo fue por fandangos, aún lo fue más por
siguiriyas y bulerías, palo éste último del que ofreció un extenso y personal
repertorio. Igualmente sobresalió por granaínas, saetas, malagueñas, tarantas,
cantiñas y otros palos. Una gran prueba de cuanto afirmamos se puede contrastar
en su inmensa obra discográfica, de la que más adelante ofreceremos algunos
pareceres.
Por ello se puede afirmar sin
jactancia que Vallejo fue un cantaor redondo, poseía además de otras excelsas
virtudes, como el sentido del ritmo y del compás, un gran conocimiento de los
cantes, una gran expresividad canora, portentosas facultades, velocidad en la
voz, y, sobre todo, un tesoro de vivencias acumulado no sólo en su Sevilla
natal, sino también en Jerez, Cádiz, Los Puertos, Málaga, Granada, Jaén,
Almería, Huelva, Córdoba, Alcalá, Lucena, Utrera y cien pueblos
más.
Manuel
Vallejo dejó impreso un gran material sonoro. Dejamos por tanto constancia de
los distintos palos de cante que interpretó, así como los orígenes y estilos de
muchos de ellos. Es obvio que con algunas atribuciones y etiquetados, algunos
aficionaos no van a quedar muy satisfechos. Esa misma sensación la hemos
experimentado en no pocas ocasiones. No obstante, se deben entender éstas como
una aproximación más a lo que pudo ser, aunque ello pueda generar alguna que
otra controversia, cuestión esta que no podemos evitar.
De Manuel Vallejo se editaron más de
140 discos de pizarra y estos comprendían un total de 230 grabaciones
distintas. Al igual que a otros muchos artistas se le reeditó y repitió con ello
algunos cantes, casi 50 en esta ocasión. Estos los clasificaremos en función
del palo cantado, y no del título de la grabación cuando éste apareciere
equivocado.
Manuel Vallejo grabó más de veinte
palos del cante, alegrías, bulerías, bulerías por soleá, campanilleros,
cantiñas, fandangos, fandangos por soleá, granaínas, medias granaínas,
malagueñas, milongas, mirabrás, pregón, saetas, seguiriyas, soleares, tangos,
tarantas, tarantos, verdiales, vidalita, y villancicos. Más de mil estrofas
dejó impresas.
Cantiñas
Cinco son los discos que por cantiñas de Cádiz nos dejara impresos
Manuel Vallejo. En uno de los citados, aparece como título de los cantes, el
término de "fiesta gitana" y en los cuatro restantes el de "alegrías". Este
último término, en épocas pasadas, incluso recientes se aplicaba
indistintamente a ambos cantes. Actualmente su diferenciación fundamental viene
definida por sus cadencias y ritmos, ya que la medida de su compás es
común.
Con el
tiempo se han ido generando notorias diferencias en estos aires de Cádiz y Los
Puertos. Tan es así, que lo hoy comúnmente entendido como alegrías deviene de
los años cuarenta, ya que con anterioridad a esta fecha no conocemos ni una sola
grabación, pese a los títulos de los discos. En gran medida, ello se debe a
grandes cantaores gaditanos como Aurelio, Manolo Vargas, Pericón y algunos
otros, que fijaron su estructura musical y su línea melódica en aquellos
entonces. No fue M. Vallejo, pese a su extensa discografía, un gran impulsor de
las cantiñas, pero sí un gran intérprete de las mismas. En sus grabaciones se
pueden apreciar los recuerdos de Rosario Monge "La Mejorana", de Tío José el
Águila y Pastora Pavón, así como algunas aportaciones propias, la que expone
con la letra "Yo por tu culpa me veo" (Odeón 182.172a) con la guitarra de Miguel
Borrull, y otra que obedece a una recreación del cante de La Mejorana cuya letra
repite en varios discos, "En el hospital de popa", y que se concreta únicamente
en la grabación de Gramófono AE-2.905, en la que al final el maestro Ramón
Montoya, en uno de sus muy acostumbrados alardes, nos deleita con los recuerdos
de la jota aragonesa.
Ponemos fin
al comentario sobre las cantiñas advirtiendo, por lo curioso e inédito, de una
placa que titulada "cantiñas por bulerías", grabada en 1933 y referenciada en la
casa Gramófono GY 135, es acompañada a la guitarra por Antonio Moreno. Este
ofrece aires de cantiñas mientras que Vallejo con dicho son interpreta las
bulerías jerezanas del barrio de Santiago; sencillamente magistral el
sevillano una vez más con la medida en el cante.
Bulerías
En las
bulerías no tuvo secreto que no conociera, nos dejó impresa una variedad
estilística impresionante. Fue muy extenso, algunos de ellos de origen
personal; todo un frondoso bosque de recreaciones propias localizamos en su
discografía. En los aires de Cádiz también nos trae los recuerdos de la inmortal
Pastora Pavón, de Diego Antúnez y otros muchos de origen anónimo. De Diego, era
aquello del "simpático cigarrón", que Vallejo recreó y divulgó hasta el extremo
de que hoy apenas se recuerda la versión del sanluqueño mientras que cantaores
situados en la esfera musical de los cantes de Cádiz, como Manolo Vargas y
Pericón, han seguido las formas cantoras del sevillano. Manuel Vallejo en los
cantes (esteros fue un excelso dominador del compás, una prueba más de ello se
concreta en un cante que por siguiriya de Curro Durse, "Dicen que duermes",
(referencia R-14.850), graba a sus sesenta años, acompañado de la guitarra de
Paco Aguilera. En esta placa también deja impreso un viejo cante jerezano que El
Cojo de Málaga llevaba en su repertorio allá por los años veinte: "El jardín de
mi vecina". Todo una muestra de cómo se ejecutan y recrean sones en unos ritmos
y compases que no son sus propios, pero que sujetos a las esencias y raíces
flamencas han fecundado como tales. Un gran testimonio de ello lo tenemos en
artistas tan impresionantes como El Chaqueta, Pastora, Bernarda de Utrera y
Chano Lobato, entre pocos.7
También de
Cádiz eran los viejos sones de "San Francisco se perdió una tarde". Unas
bulerías que grabó, además de Manuel Vallejo, Pastora, ambos con un gusto
exquisito. Este cante se le atribuye al padre de Ignacio Espeleta, El Pata, y
desde hace algunos años lo ilustra en su repertorio, el hoy gran dueño del
compás Chano Lobato.
Con Manolo
el de Huelva sólo grabaron cuatro cantaores: Centeno, Canalejas y Enrique
Orozco, además de Manuel Vallejo. Tres placas como tres joyas grabó Manuel
Vallejo: los aires festeros de un viejo cuplé, "María de la O", que días antes
se la había oído a Carmen Amaya; la copla "María Magdalena" en aires (esteros;
el nunca bien celebrado pregón del frutero, pese a su exquisitez; la malagueña
que algunos atribuimos al Niño del Huerto; y dos lotes de
fandangos.
También dejó impresa la Nochebuena
en los aires jerezanos del Niño de Gloria. Aunque algunos han estimado lo
contrario, o sea, que la procedencia de estos cantes fueron del sevillano al
jerezano; cuestión esta última que no compartimos. Las distintas argumentaciones
ofrecidas al respecto y nuestro propio olfato nos salva de duda. Creemos, por
ello, que en esta ocasión Manuel Vallejo asumió los cantes del barrio de
Santiago. No es ésta la primera vez que ello se da en los artistas del área de
influencia sevillana. Por último, y en referencia a la bulería del Gloria,
diremos que Manuel Vallejo recreó también algunos villancicos adobándolos con
aires festeros, muy propio de la época y en la que tanto se significaría
Canalejas, dejándonos dos recreaciones propias, una con sus personales
"campanilleros", así como sus villancicos.
No acaba
con lo expuesto el repertorio que M. Vallejo nos dejó impreso en estos aires
festeros. El bolero "El Huerfanito" en el que incorpora en algunos de los versos
cantados un peculiar aire de milonga en las entradas de los tercios. En mayor
medida también ocurre con las tituladas cantiñas por bulerías "Curro Molina", en
la que subyace todo una milonga. Tampoco faltaron en su obra discográfica
algunas canciones de corte sudamericano que M. Vallejo adobó con cierta
maestría, recreándolos e impregnándolos de cierta frescura flamenca: su "Canto
por no llorar" y su "¡Ay, ay, ay, gitano!"
Creemos también que ofrecen cierto
relieve algunos giros melódicos con aires de alboreás. Estos se dan en la placa
cuyo título es "Fiesta flamenca", Gramófono AE-2.906, concretamente al final del
cante "Mare que el tiempo está malo" o ese otro cante cuya aproximación a la
zambra se ofrece en el cuplé trianero que con el título "Fiesta gitana-Corazón
de acero" él interpreta y que más adelante grabaría la genial Carmen Amaya.
También en esta última placa que comentamos, el cierre de algunas bulerías nos
trae en un sesgo el recuerdo de Rosa la Papera.
En otras
grabaciones deja impreso algunos otros sones festeros que bien se le pueden
atribuir. Si no son recreaciones del maestro sevillano, sin duda de él somos
deudores. Manuel Vallejo realizó más de 30 grabaciones por este palo de
bulerías. Junto con Pastora y El Chaqueta fueron las figuras más sobresalientes
en los cantes de compás. El conocimiento de la medida, de los cantes, del ritmo,
la velocidad en sus voces, la capacidad de ejecución, entre otras muchas
virtudes paralelas, les sitúan en los más altos pedestales del arte
flamenco.
Entre los muchos estilos grabados no
faltaron las recreaciones de El Gloria, Antonio La Peña, La Pompi, de Pastora,
El Pata, Diego Antúnez, y de otros muchos de origen anónimo localizados en el
barrio de Santiago, de la Viña, de Triana, de Utrera. Estos últimos los
encontramos en la placa titulada "Cantiñas" cuya referencia es GY-155. En la
misma, además de los aires de Utrera, se incorporan los sones buleaeros de
Cádiz de La Cafetera, "Yo no me embarco hoy" y "Anda niña y
componte".
Otros aires
festeros recreados por Manuel Vallejo además de los ya apuntados se hallan en
"El Manisero", en las bule rías "María Dolores", en el bolero "María Magdalena",
en el Pregón "Llegó el frutero", en el villancico festero "Tocan las zambombas"
y sobre todo en la "Fiesta por bulerías-Manolo Reyes". Joya de relojería, nunca
más a pelo por la precisión de la medida del compás, casi imposible de mejorar.
El diálogo de la guitarra del Niño Pérez, perfecto, Vallejo insuperable.
Bulerías por
soleá
En la bulería por soleá fue Vallejo,
junto con Pastora, El Gloria, Tomás, Isabelita de Jerez y Cojo de Málaga, uno
de sus primeros y máximos divulgadores en la discografía de los años veinte.
Este cante, que se gestó durante las primeros veinte años del siglo, apenas lo
grabaron otros artistas. Casi todos los que lo hicieron han pasado a la historia
como grandes intérpretes de los cantes de compás.
En sus cuatro lotes registrados, grabó los estilos del jerezano
Antonio la Peña, "Como los judíos tú eres" y "Hablar quisiera con Dios", los de
María la Moreno, "La culpa no la tenía yo" y "Valientemente serrana", y los de
Rafael Ramos Antúnez El Gloria, "Que yo contigo no igualo" y "Motivo no le he
dao"
Campanilleros
Con el título de "Campanilleros de Vallejo" grabó este cantaor una
placa cuya línea melódica esperábamos, cuando hace años la escuchamos,
incardinada en los campanilleros que Manuel Torre recuperara y que popularizara
más adelante La Niña de la Puebla. Sin duda, nos sorprendió los campanilleros
de Vallejo. Nada tenían que ver con los del genial cantaor jerezano. Eran otro
cante. Posiblemente una recreación más de este monstruo del compás. De este
cante haremos comentarios con ocasión de los villancicos.
Caracoles
Aunque en alguna ocasión nos aseguraron que M. Vallejo grabó esta
vieja cantiña sanluqueña, nuestras indagaciones no nos han dado el resultado
apetecido y seguimos al igual que hace años sin saber si éste la dejó
impresa.
Cartagenera
De este
cante tampoco le hemos oído a Vallejo ninguna grabación. Pese a ello, sabemos
que sí la dejó impresa. Su referencia es Odeón 13.667, con la guitarra del Niño
Pérez.
Fandangos,
fandangos por soleá y verdiales
En los
fandangos fue más prolijo que en ningún otro cante- nos dejó impresas ciento
cuarenta y dos letras, sumando los verdiales, y entre estas: 3 estilos propios,
además de 6 variantes, como a continuación señalaremos. Además de estos estilos
propios, Vallejo impresionó otros muchos estilos de fandangos de otros grandes
cantaores.
1. Gramófono GY 100. Fandangos:
"Porque el querer da experiencia"
En este
disco se encuentran los dos estilos de fandangos más personales de Vallejo
"Porque el querer da experiencia" y "Sangre pura gota a gota". Estos estilos los
prodigó en muchas ocasiones, incluso estas mismas letras se reeditaron varias
veces. El primero de ellos es el clásico fandango de Vallejo. En dicho estilo se
han basado muchos cantaores para hacer recreaciones propias.
2. Regal RS-781. Fandangos: "Por ver
lo que estaba" (1928).
En esta
ocasión graba Vallejo tres letras de fandangos, y la última de ellas, "Olas del
mar bravío", es otra variante de su estilo clásico.
3.Gramófono AE-4.226. Fandangos: "Tu
querer por un momento" (1933).
Sólo dos
letras por fandangos en esta ocasión. Comentamos la segunda, "Que ya una pobre
pordiosera", ya que en ella se encuentra una variante del estilo cantado con la
letra "Sangre pura gota agota".
4. Odeón 182.190b. Fandangos del Gran
Poder (1929).
Tres son los fandangos cantados en
este disco, el primero de ellos con la letra "Que dice que tiene mare". Es una
nueva variante del que posteriormente cantara con la letra "Oue ya una pobre
pordiosera". El segundo fandango es el mismo que grabara con la letra "Porque
el querer da experiencia". Pone fin M. Vallejo a la tanda de fandangos con un
cante que procedente de la geografía onubense él recrea de los estilos de
Rebollo.
5.
Gramófono AE-1.676. Fandango de Vallejo (1926).
La primera de las estrofas cantadas,
"Que tu María no te llamas", es el tercer estilo de fandango que recreara
Vallejo. En dicho estilo se observan matices y giros que lo acercan al verdial.
La guitarra de Miguel Borrull ejecuta falsetas muy implicadas en los aires
abandolaos. Repite este mismo estilo con la segunda letra. En la tercera
estrofa, "Que lo nuestro se acabó", ofrece una variante de este último
estilo.
6.
Gramófono GY-147. "Que no tienes corazón" (1933).
La primera
de las estrofas es otra recreación del fandango de Rebollo, si bien difiere del
anterior que comentábamos.
7. Gramófono AE-2.944. Fandanguillos:
"Aunque tienen un cañón" (1930).
En las dos
primeras letras, "Razonaba en su locura" y "Lloró pa que la quisiera", Manuel
Vallejo graba uno de los tres estilos del Niño de Gloria. En dos ocasiones más
grabó el maestro sevillano este estilo de fandango. En esta versión, que le
acompaña a la guitarra el maestro Ramón Montoya, lo hace con los aires
abandolaos.
8. Gramófono GY 179. Fandangos: "Compadécete de mí"
(1933).
En los
aires tradicionales de Huelva dejó impreso Vallejo en varias ocasiones estos
sones.
9.
Gramófono GY-117. Fandangos de Huelva: "Y que tienes más salero" (1932). En esta
ocasión, Vallejo interpreta los fandangos de Alosno. Dos letras: "Está contigo
celosa" y "El sol daba en tu venta na". El tercer fandango es una recreación
suya anteriormente ya comentada.
10. Gramófono AE-1.678. Verdiales de
Vallejo: "De pieras fortalecía", "En criticar y murmurar"
(1926).
De procedencia de la rica tierra
lucentina es esta propuesta que nos dejó grabada Vallejo. Aunque en la antigua
placa se recoge el título de verdiales de Vallejo, ello no lo estimamos así, ya
que el origen de los mismos hay que localizarlo en Lucena. La versión que hace
el sevillano es de gran riqueza musical.
11. Regal RS-416. Fandango N° 2
(1923).
Con otros dos estilos de verdiales nos sorprende M. Vallejo. El primero
de ellos, "Si siempre me estás pegando", casi inédito en las viejas placas de
pizarra. Estos aires nos traen el recuerdo de aquellos fandangos averdialaos
que se cantaban en la sierra de Casares. El otro estilo grabado con la letra
"Dice que me va a dejar" lo llevaba en su repertorio sobre los años veinte. De
hecho, ya los impresionó en las primeras placas con la casa Pathé, allá por
Noviembre de 1923; por cierto, que el título de esa placa no se corresponde con
el cante. A ella nos referiremos a continuación.
12. Pathé
2.262. Fandanguillos alosneros (1923).
En una cara de esta placa, Vallejo
interpreta unos verdiales implicados en los aires de los montes de Málaga. Ello
ocurre en las estrofas, "Y si usted mi pare fuera", "No tienes más que una
rama", y "Espera que el alba venga". En la segunda de las estrofas citadas se
pueden precisar matices de los cantes de Alosno, pero ninguno de estos
fandangos, pese al título de la placa, se encuentran ubicados en la geografía
alosnera.
13. Columbia R-14.852. Verdiales: "Y te quiero como a ella"
(1950).
Aunque en 1951 también se editaron nuevos cantes de Vallejo, éste
que comentamos fue su última grabación. De nuevo los verdiales, y en esta
ocasión el título de la placa es correcto. Interpreta los aires de los verdiales
de Coín en los dos primeros tercios. A La Jimena, cantaora de esa localidad
malagueña se los hemos oído. En el resto de ambos fandangos se contrastan las
influencias de los cantes de Juan Breva, incluso algunos matices del
Yerbabuena.
Por último, otros posibles aires de fandangos quizás se localicen
en los grabados en la casa Odeón 13.666 con el título de "fandangos
extremeños", grabados con el Niño Pérez. Es esta una de las pocas placas de M.
Vallejo que no conocemos.
Granaínas y
medias granaínas
No sólo en fandangos bulerías y saetas, también en este cante la
personalidad cantaora de Vallejo ha brillado con luz propia. Sus ricas versiones
se independizan de lo que hasta ese entonces fue su más grande artífice: don
Antonio Chacón. Estos cantes, dadas las portentosas facultades de Vallejo,
adquieren un recorrido musical que nunca tuvieron. Sin duda, recreó la granaína
consiguiendo con ello una identificación cante-cantaor nada común en el cantea.
Tan ello es así que la historia de este cante no empieza con Vallejo, pero
posiblemente sí acabe en él. Dejó impresa en casi treinta ocasiones estos
cantes. Desde aquel entonces la granaína se escribe con M de Manuel Vallejo y
casi todos los artistas actuales buscan en él su
identificación.
Malagueñas
Diecisiete placas tiene este inmenso
cantaor registradas con este cante, cifra sólo superada por D. Antonio Chacón. Y
entre estas, dos estilos del propio Chacón, "A que tanto me consientes" y "Del
convento las campanas". Uno del Canario entre cuatro versiones, "Voy a dejar tu
querer", "Buenos días", "Me lo manda mi conciencia" y "Baje del cielo un
castigo". Otro implicado en esta ocasión más en Chacón que en Manuel Torre, "La
flor que amaba", y al que no le faltan paternidades diversas como
malagueña-granaína, malagueñas del Canario; con este último título la registró
el cantaor Manuel Centeno en 1922.
Otra de las
malagueñas que Vallejo cantó en muchas ocasiones era la que se le atribuye al
Niño del Huerto, y que tiene su origen en la malagueña del Mellizo, de ahí que
en su grabación con la casa Pathé, referencia 2.262, de Noviembre de 1923,
titule ésta como "Malagueña estilo Enrique El Mellizo", que es una copia musical
de la estructura de otras malagueñas grabadas más adelante por el propio Vallejo
y a las que no titula como del Mellizo. Sus letras, " A la mare Mía", "La madre
mía", "No te hagas ilusiones", todas ellas en la forma melódica del fuengiroleño
Niño del Huerto. Una de estas letras cantadas por Vallejo y de posible
atribución al Niño del Huerto, el perote Pepe Navarro se la atribuye al
Marrurro'.
Otra de las malagueñas que grabó Vallejo, es la atribuida al
Maestro Ojana, su versión con la letra "Ni mancha ningún linaje", pese a que no
la despliega en todo su contenido, le aporta una riqueza musical extraordinaria.
En su otra versión de este cante, "He llorao tanto y tanto", ref. AE-2.970, se
puede percibir el tránsito a la recreación chaconiana de una de las malagueñas
del jerezano, "Del convento las campanas". La coincidencia, tal vez sin
quererlo, ha servido en este caso de ilustración, ya que la placa que
comentamos Vallejo la abre con ese cante de D. Antonio Chacón, "Ni del convento las
campanas". En este palo y al igual que en otros muchos Vallejo poseía un extenso
repertorio, y lo que es más, una forma de decir el cante que se murió con
él.
Milongas
Una sola grabación como muestra nos dejó Vallejo de este cante. Es
la versión aflamencada que divulgara años antes D. Antonio Chacón y que extrajo
de la recreación de Pepa de Oro.
Mirabrás
Exceptuando el que grabara D. Antonio Chacón, acompañado con la
guitarra de Perico del Lunar, el año 1928, es M. Vallejo quien se asoma
primeramente a las páginas de la discografía de pizarra con el cante del
mirabrás. Lo dejó grabado en 1932 con la guitarra del Niño Pérez, aportándole
en el cierre y tras el estribillo de Paco el Gandul, "¡Qué tío, qué tío!", un
juguetillo de una riqueza musical muy exquisita y al que no le ha prestado
atención ningún otro artista. Como muestra quedó esa única pieza hoy convertida
en reliquia de la discografía de pizarra.
Pasodoble
No es éste
un palo más del cante, sin embargo, fueron muchos los artistas que lo
interpretaron; unos, como introducción a otros palos, como la zambra, el
fandango, tangos, etc.; otros, como exigencia de la producción cinematográfica.
Estos refritos que proliferaron por los años treinta han sido sumamente
criticados por los aficionaos y últimamente está en desuso, cuestión ésta que
mueve nuestro aplauso. Aunque así reza el título de algunos discos de Valle)o,
sin embargo, el ilustre cantaor sevillano no canta el pasodoble, sólo incorpora
su música como introducción al fandango. Esto mismo ocurre con algunas otras
grabaciones tituladas como Zambra y en las que el cante realizado es media
granaína.
Pregón
Hemos hecho referencia al pregón con ocasión de los cantes
festeros, ahora lo retomamos para exponer que el pregón como tal no debiera ser
aceptado como un palo del cante. No obstante, el pregón como vieja reliquia
popular del folclore antiguo no se ha aflamencado, sino que el artista flamenco
se ha servido de esa riqueza lírica del folclore popular para meterlo por
tonás, por siguiriya, por bulerías o por cantiñas, entre otros palos. Lo que sí
se ha aflamencado han sido trozos de pregones o incluso éstos se han convertido
en diferentes modalidades de cantes, tales son los casos del mirabrás y de los
caracoles. Vallejo metió por bulerías el pregón del frutero, así también lo
hicieron otros como Manolo Caracol, y desde el que se observa su nulo parentesco
melódico con el que grabara Manuel Vallejo.
Saetas
Más de veinte placas se localizan en el hacer de M. Vallejo de este
cante. Una cifra récord todavía no superada por ningún otro artista. Sin duda, y
junto con Manuel Torre, El Gloria, Pastora, Tomás, Isabelita de Jerez, Centeno y
algunos otros, fue uno de sus más grandes intérpretes.
Su primera saeta la grabó en
Diciembre de 1923 en la casa Pathé, y la última en Columbia en 1950. Durante
esas tres décadas Vallejo dejó constancia de su insuperable hacer en los
registros sonoros de pizarra. Al menos siete estilos variados dejó impresos,
algunos de Triana: Descubrirse hermanos míos" (Gramófono AE- 3.844), "Ahí
presente lo tenéis" (Gramófono AE.3.843) y "Enclavao en una cruz" (Regal-312), cuyo tercio final
nos acercan matices de viejas tonás trianeras.
De
estructura melódica similar a las anteriores, Manuel Vallejo grabó también otras
saetas quizás más "sevillanas" y en cuyo tercio final no se aprecia la caída a
la toná: "Por un puñao de dinero" (Odeón 182.627). Sin embargo, su gran
recreación de saeta no la graba hasta el año cincuenta: "Vamos a hincarnos de
rodilla", (Columbia R-14.851), en la que se observa una ligera tendencia al
alargamiento de los tercios, así como un mayor reposo en el cante, muy propio de
la forma de hacer los cantes en Sevilla.
Por último y de claro sabor jerezano,
Manuel Vallejo graba las siguientes saetas: "Se rompió el velo del templo"
(Odeón 13.654), además de la toná del Cristo, "Y tú eres Padre de almas",
atribuida ésta a Tío Luis el de la Juliana.
Sin duda, la saeta también es un
cante que se escribe con M de Manuel en el hacer de Vallejo. Fue este genial
sevillano quien más atención le dedicó en las viejas placas de
pizarra.
Siguiriyas
Manuel Vallejo en siguiriya fue un
seguidor fundamentalmente de los cantes jerezanos, un 90% de su producción
sonora, se encuentra en esta geografía, sobre todo de Manuel Molina y Manuel
Torre, de quienes dejó impresos varios estilos en 21 letras, entre ellas algunas
repetidas.
Por siguiriyas recogió los cantes de
las cuatro grande geografías, Triana, Jerez, Cádiz y Los Puertos. Más prolijo y
sobresaliendo en los estilos jerezanos: 31 estrofas interpretadas, y entre ellas
dos estilos de Manuel Molina -"La camisa en un año" (Regal RS-803), y "Y vivo yo
con pena" (Gramófono AE-1.679)-, uno de Manuel Torre -"Grandes eran mis penas"
(Gramófono AE-1.679)-, otro del Marrurro -"No llamarme al meico" (Gramófono
AE-3.722), de Paco la Luz -"Qué te pasa prima" (Gramófono GY 178)-, y de
Joaquín Lacherna -"Las doce me dieron" (Pathé 2.260). Un total de 21 estrofas en
estos aires.
De la gama
de los cantes de los Puertos, grabó 3, y en ellos un estilo cuya letra repite
en la línea melódica de Curro Durse -"Están tocando a misa" (Regal RS-738 y
Odeón 182.172)-, y otro en los aires de María Borrico -"Dice mi compañera"
(Gramófono AE-3.868). De Cádiz, sólo un cante, el estilo de Francisco la Perla:
"De roilla le pío" (Odeón 182.172). Lo extraño está en Triana, únicamente su
versión de la siguiriya de Antonio Cagancho: "Reniego de mi sino" (Gramófono
AE-3.868).
Conviene precisar que en algunos de
los estilos asignados se vierten matices estilísticos de otros cantaores. Ello
ocurre con la siguiriya de Francisco la Perla y del Marrurro, que contienen, en
la versión de Vallejo, elementos musicales provenientes del Viejo la
Islas.
Soleares
En los cantes por soleá sorprende
que, siendo Manuel Vallejo un auténtico emperador de la medida en el cante, sólo
grabara 5 lotes de soleares, y en ellos doce letras, cinco estilos únicamente; 3
en los aires alcalareños de Joaquín el de la Paula. De uno de ellos ofrece
varias muestras, el referenciado en Gramófono GY-159, "Jaleo extremeño", título
este contradictorio. En dicho lote de soleares se localizan giros melódicos que
entroncan con la soleá bailable de la Jilica de Marchena. Los otros dos estilos
de Joaquín el de la Paula, los dejó impresos con la casa Gramófono, AE-2.945,
"Los pasitos que yo daba" y "Tu cuerpo es una custodia".
Las
restantes soleares que graba están en la órbita del gaditano Enrique el Mellizo,
"Yo voy por la calle loco" y "Me la tienes que pagá" (Gramófono GY-179). Estos
mismos estilos de Cádiz los había grabado con la guitarra de Ramón Montoya en
el año 1923, cuyo primer verso de las estrofas son "Valientemente serrana" y
"Serrana se te ha lograo".
Por contra, ningún cante de Triana, de Jerez, ni tan siquiera de
Utrera. Por ello llamamos la atención ya que no tenemos constancia de que
grabara los estilos de La Serneta y de Frijones, tan en la moda de aquellos
años. No obstante, en los aires de soleá, cantaba por fandangos que era un lujo
oírle, dejándonos de éstos, una extensa discografía.
Tangos
En los cantes por tientos ni se
estrenó. No hemos hallado ni una sola grabación, y por tangos sólo tres:
sus
famosos tangos arrumbaos de La Catalina, "Quítate de mi presencia" y "Ponme la
mano aquí Catalina
mía" (Gramófono AE-1.731). Dos estilos distintos y fecundos
en la Triana de Vallejo. También Vallejo
grabó otros estilos trianeros de
tangos, los del Titi, incluidos en la placa cuyo título es "Tango de la
Caravana": "Se lo peío llorando" (Gramófono GY 159), así como dos estrofas más
en los aires gaditanos
de Enrique el Mellizo: "A voces te estoy llamando" y "Y
tiene mi serrana .
Pese a que se prodigara poco en este palo, la lectura que sacamos
de este genial cantaor es muy positiva, ya que a la interpretación del mismo le
imprime un sello muy personal, además de un acabado musical extraordinario. Posiblemente el
tango de "La Catalina" sea una recreación de su mejor cuño.
Tarantas
En los cantes de las minas: Jaén, Almería, y Levante, fue largo,
sobre todo, en tarantas. De este cante
nos dejó los estilos de Fruto el de
Linares, "Las llamas llegan al cielo", (parece que fue el primero en
grabarlo y
gracias a él no se han perdido). También nos dejó impresos los estilos de La
Carolina, "Que
salió un bicho correor" (Gramófono AE-3253). Dos tarantas más al
estilo del Cojo de Málaga, "Triste la
marinería" (Odeón 182.167), con sesgos
melódicos de murciana, y esta otra versión de Vallejo de la
taranta del Cojo de
Málaga, "A la que tanto he querío", cuya referencia desconocemos y que
presumiblemente Joaquín Vargas Soto recreara de viejos sones de La Unión y/o
Cartagena.
Con una
letra muy cantada en la comarca de La Carolina "Si no eres de los laureles"
(Gramófono AE
1.675) que no debemos confundir con la versión de Cepero, Vallejo
interpreta una taranta que reúne al
propio tiempo cadencias del taranto de
Almería en algunos de sus tercios, así como también matices de
los cantes de
Levante. Ello otorga a esta grabación el carácter de muy
interesante.
De
claro cuño cartagenero es la taranta cuyo primer verso apenas hemos podido
entender dado el
estado de la grabación; creemos que es "Los ejes de mi
tartana". En ella Vallejo realiza una rica inter
pretación, provocando unas
cadencias musicales extraordinarias y ligando los dos últimos tercios del
cante.
No hemos
encontrado en su repertorio ninguna minera, ni tampoco las cartageneras y
levantica, aunque en una de sus placas aparece el título de cartagenera, incluso
el de taranto. Fue sin duda nuestro cantaor un gran conocedor y dominador de los
estilos de tarantas, hasta 14 grabaciones realizó. Su última grabación de 1950
con la casa Columbia, "Tú la joya y yo el joyero" ha quedado como eso, como una
joya.
Tarantos
Era este un cante cuya estructura musical y definición melódica se
estaba gestando en las primeras décadas de este siglo. Aunque Pastora ya lo
dejara impreso en 1910, todos los tratadistas coinciden en Manuel Torre y en el
Cojo de Málaga como sus más antiguos recreadores, pese a que lo grabaran algunos
años más tarde que la insigne sevillana. Tanto Vallejo como Escacena lo grabaron
también después que Pastora.
La versión vallejista del taranto decididamente entronca con los
aires almerienses, pero también se precisan junto a estos, sesgos melódicos de
otras geografías y muy concretamente con la murciana del Cojo de Málaga. Podemos
ofrecer como referencia de esta versión la letra “Un sombrero a lo lorquino”,
que tiene casi tanto o más de murciana que de
taranto6.
Tonás
En las tonás no hemos encontrado ni
una sola grabación con la excepción de la que se le atribuye a tío Luis el de la
Juliana en los remates de alguna que otra saeta.
Vidalitas
Vallejo
dejó muestra de su extenso conocimiento a cuantos palos del cante metía mano.
Sin embargo, en
los ritmos de ida y vuelta y pese a la moda de los tiempos, les prestó poca
atención. Tan es así que sólo en dos ocasiones los grabó, el anteriormente
apuntado de milonga, y éste que aquí comentamos.
Villancicos
También en este cante dejó Vallejo su impronta personal. A él se le
debe la recreación de unos campanilleros. Un cante que realmente reúne más
características de villancico festero que de campanilleros. Otro de sus
villancicos por bulerías nos lo deja impreso allá por 1943:
"Tocan las
zambombas" (referencia DA 4.397).
Dicha grabación gozó
de mucha popularidad en los ambientes navideños de la época.
Además de las placas antes
comentadas, también Vallejo grabó en varias ocasiones los cantes de navidad.
Su Noche buena en los aires festeros de Jerez ya ha sido comentada con ocasión
del apartado de las bulerías.
Cerramos estos comentarios sorprendiéndonos una vez más del
sentido de la medida que en el cante tenía Manuel Vallejo:
impresionante.
A modo de
conclusión
Manuel
Vallejo ha sido un cantaor que ejercitó su arte en un período al que se ha dado
en llamar de Opera flamenca. La proyección de su figura artística quizás nos
ofrezca una imagen empañada de tintes operísticos de la moda de aquellos
tiempos. Pero no es menos cierto que el gran conocimiento que poseía del cante,
su extenso repertorio, su impronta personal, su forma de hacer el cante y su
flamenquería distan mucho de esa falsa imagen que algunos quieren mantener de
éste que fue genial artista.
Si los cantes de compás los dominó casi mejor que todos, en los
cantes más libres de medida, fue un auténtico monstruo. Fiel reflejo de ello se
aprecia en sus bulerías, cantiñas y tangos, en los que estaba "sobrao de
ritmo". Los cantes de levante y malagueñas, los interpretó como pocos. En
granaínas y medias fue una figura estelar. Brilló con luz propia en saetas y
fandangos. Cantó por siguiriya con suma precisión desplegando la voz y ligando
los tercios. Fueron notorias las recreaciones personales que nos dejó impresas
de algunos de estos cantes y de otros muchos, como villancicos, campanilleros,
pregones y coplas (esteras. En estas últimas, alcanzó su más alto cénit. Todo
ello hacen de este cantaor uno de los pilares básicos del frondoso árbol de
nuestros cantos andaluces. Su escrupuloso respeto a las raíces queda nítido en
su quehacer de artista. También su hostil rechazo a burdas interpretaciones de
nuestro arte.
En las grabaciones de su cante lo
acompañaron siete grandes guitarristas: Ramón Montoya, Manolo el de Huelva, Niño
Pérez, Miguel Borrull (hijo), Antonio Moreno, Paco Aguilera y Niño Ricardo. Sus
primeros discos los grabó en el año 1923
con la casa Pathé y
con el acompañamiento de Ramón Montoya, y los últimos en la casa Columbia, con
la guitarra de Paco Aguilera, en 1950.
Más de 230
cantes se pueden
localizar en sus grabaciones. Todo un ejemplo de conocimiento y magisterio se
desprende de su amplia obra discográfica.
LUIS SOLER GUEVARA.
Mi amigo al que quiero y admiro como persona y como flamenco. Fuente de sabiduría y saber estar.
Un abrazo "Don Luis".
Me gustaria saber algo de las lorquinas
ResponderBorrarNo existe como tal... en todo caso Lorqueñas, son bulerías con la letra de Lorca intepretadas por la Niña de los Peines.
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